Mientras muchisimas personas conocen de las princesas de Disney, aquellas que esperan que un principe las rescate o salve, lo cual es totalmente diferente desde la perspectiva Judia o de las heroinas biblicas que vemos en la Toraj, solo algunos conocen de Judith: la viuda de la tribu de Shimeón, de la zona de Betulia. Mujer que confiaba en el Eterno, y con decisión y entereza venció al general Holofernes, provocando así la victoria de los judíos que habían sido conquistados.
En La historia de Januca podemos encontrarla tal ‘princesa’ y es el ejemplo perfecto. Hay una tradicion o halaja judía que dice que después de haber encendido la janukiá, las mujeres tienen prohibido realizar cualquier tipo de trabajo durante 30 minutos. Ellas deben disfrutar del brillo de las luces. ¿Por qué? Porque fue precisamente una mujer judía la que salvó el día, ella produjo un vuelco en la guerra contra los greco-sirios, resultando en una victoria para el pueblo judío. Estas son las cosas que poco se cuentan o enseñan en la escuela judía. La heroina o princesa era Yehudit, o Judit. Ella era una joven viuda, la hija de Yojanán, el Sumo Sacerdote. Su ciudad estaba sitiada por el general greco-sirio Holofernes. Estaban matando a todo los pobladores judíos de hambre y los hombres estaban a punto de rendirse. Ella intentó detenerlos, diciéndoles que no se dieran por vencidos, que eran el pueblo de Dios y que debían tener fe. Y eso no fue todo lo que ella hizo. Se escabulló a través de las paredes de la ciudad con una canasta de queso de cabra salado y vino, cubierta con un paño. Se acercó al campamento del enemigo y, utilizando sus “estrategias femeninas”, entró a la mismísima tienda privada del general. Ella le ofreció el queso hecho en casa, el comió enérgicamente y se tomó todo el vino.
Yehudit esperó, y cuando el general ya estaba borracho, ella le arrebató su espada y le cortó la cabeza. Puso la sangrienta cabeza en su canasta, la cubrió con el paño y calmadamente salió de la tienda. Al regresar a la ciudad, ella les mostró a los hombres la cabeza del general. Impactados, la exhibieron en la plaza de la ciudad para que todos la vieran. Después de superar la vergüenza (ya que esta joven viuda había actuado con valentía mientras ellos estaban listos para rendirse), los hombres fueron impulsados a la acción. Yehudit les dijo que ahora era el momento de actuar, pues cuando los soldados griegos descubrieran el cuerpo decapitado de su general, su espíritu seguramente decaería. Los hombres judíos atacaron, y vencieron. La noticia se expandió por todo Israel, y el pueblo judío recibió inspiración para levantarse y pelear. Tomó tiempo, pero la victoria eventualmente fue nuestra, todo gracias a una joven mujer judía que nunca escuchó la canción “Algún día mi príncipe vendrá”, como Blanca Nieves. En vez de esperar a su príncipe ella miró a su Rey, el Todopoderoso, luego, ella se levantó y se hizo cargo del asunto.
Otro aspecto de Januca que por lo general pasamos por alto es que la JANUKIA, el candelabro de ocho brazos, no sólo se debe encender en las instituciones judías sino en los hogares judíos. Así es: la Janukiá que todos tenemos en casa de adorno tiene también otra utilidad durante ocho días al año! Nuestras casas, y no sólo nuestras comunidades, tienen que vivir los ochos días de Januca. Feliz Januca!!
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